14 Pues, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos
ofrecerle estos donativos? Porque todo viene de ti, y de tu mano te
lo
damos.
15 Porque forasteros y huéspedes somos delante de ti, como todos
nuestros padres; como sombras son nuestros días sobre la tierra y no
hay
esperanza.
16 Yahveh, Dios nuestro, todo este grande acopio que hemos
preparado para edificarte una Casa para tu santo Nombre, viene de tu mano
y tuyo es todo.
17 Bien sé, Dios mío, que tú pruebas los corazones y amas la rectitud;
por eso te he ofrecido voluntariamente todo esto con rectitud de corazón, y
ahora veo con regocijo que tu pueblo, que está aquí, te
ofrece
espontáneamente tus dones.
18 Oh Yahveh, Dios de nuestros padres Abraham, Isaac, e Israel,
conserva esto perpetuamente para formar los pensamientos en el corazón de
tu pueblo, y dirige tú su corazón hacia ti.
19 Da a mi hijo Salomón un corazón perfecto, para que guarde tus
mandamientos, tus instrucciones y tus preceptos, para que todo lo ponga por
obra y edifique el alcázar que yo te he preparado.»